lunes, 24 de marzo de 2014

La previa al nacimiento de una microescultura

La actitud con la que uno se enfrenta a un reto es básica, de ello depende el éxito o el fracaso en algunos casos. Cuando Sebastián Peter se enfrentó, o mejor dicho, asumió el reto de esculpir por primera vez una de sus piezas delante de alguien que no era de su círculo más íntimo lo hizo con apertura de mente y de espíritu, tratando de compartir ese espacio íntimo de la creación que le hace tan especial y que tan bien refleja en sus microesculturas.

Como él mismo comentaba: “Antes de llegar al atelier, incluso algunas noches, ya estoy pensando en lo que tengo que hacer al día siguiente, trato de visualizar, de ir dándole forma a la pieza que voy a esculpir”. En este caso Sebastián no sabía qué pieza era la que yo le pediría, con lo que el reto fue el doble.

Y siguió contando cuál era su rutina, “siempre que llego al atelier tengo mi disciplina, pongo la radio, Babel, enciendo una varita de incienso y me pongo a trabajar en una mesa ordenada y organizada. No puedo crear desde el caos”, y así sigue hablando: "El vaciado es lo más difícil, elegir la tiza que encaje con la figura que tengo en mente...a veces ocurre que ese día no está, lo intento una y otra vez y no sale nada... he aprendido que en esos días es mejor dejarlo todo y mirar hacia otro lado”.

miércoles, 19 de marzo de 2014

El cajón de las tizas rotas

Hay un cajón en el atelier de Sebastián Peter que es el de la tizas rotas, son todos aquellos proyectos que no salieron, que se rompieron, que no adquirieron la forma adecuada, pero que hay siguen, no han sido descartados, ni botados a la basura, simplemente ahí siguen, para recordarnos que las cosas no siempre son lo que nosotros queremos que sean, pero que son, y que pueden ofrecernos hermosas formas que a veces desconocemos.

Sebastián Peter tiene 201 modelo de microesculturas en tiza, inspirados en la naturaleza, en el arte, en Gaudí, en Uruguay, en sus propio universo... y cada una de estas figuras surgió de una idea, de un momento de inspiración en el que ambas manos comenzaron a trabajar alineadas con la mente y con el corazón.

Me llamó la atención que Sebastián utilizara ambas manos para esculpir, una sujeta con firmeza y delicadeza la tiza, ese cilindro de 10 centímetros de añto y apenas 9 mm de diámetro con la forma imaginada dentro de sí. Una forma que surge de líneas, la mano derecha dibuja, es precisa, racional casi, la mano izquierda mueve el objeto, intuye las formas, el ritmo del giro, Cada dedo sirve para algo, para controlar, para vaciar, para hacer presión, para sostener, nada es casual, todo es armónico en la forma de trabajar de Sebastián Peter. Gracias por convertir los procesos creativos un arte en sí mismos.

sábado, 8 de marzo de 2014

De adentro hacia afuera

Decía Miguel Ángel que esculpir es sacar el alma de la piedra hacia afuera, y debe ser así, porque al mirar cualquiera de sus esculturas sentimos cómo nuestra propia alma se encuentra con el universo. Esta es la habilidad, la destreza y el arte de cualquier escultor, encontrar el alma que tiene el material, darle la forma adecuada, y conseguir que a través de esa forma nuestra esencia se encuentre.
Mientras miro a Sebastián Peter no puedo dejar de pensar en qué es lo que él está viendo. Yo apenas observo un cilindro de 10 centímetros de alto y 9 milímetros de diámetro, sin embargo, él comienza a trazar con pulso firme y decidido unas líneas sobre la porosidad de la tiza.
Con sus dedos agarra la tiza, le da vueltas, la observa, mantiene un diálogo silencioso y cuidado con ella. Mientras, yo me siento ajena a toda esta experiencia, por más que observo, sólo veo líneas.
Cambia de herramienta, del lápiz pasa al punzón, a la gubia, y los escalones de ese caracol que ha de sacar mi alma van apareciendo, surgen los ventanales, la espiral (tan constante en la obra de Sebatián Peter) las curvas, y casi sin que yo lo note mi mirada pasa de dentro hacia afuera y, ahora sí, casi como si fuera magia, contemplo esa escalera de caracol y reconozco mi alma en ella. Sólo puedo preguntar en voz alta y para adentro ¿cómo lo hiciste? Su sonrisa en mi respuesta.

lunes, 3 de marzo de 2014

Mañana inusual para subir una escalera

La mañana arrancó fría, como lleva siendo habitual en este inusual verano. Caminaba hacia el atelier de Sebastián Peter pensando en qué microescultura le pediría, había tenido tiempo para hacerlo, pero no era capaz de decidir cuál de los 201 modelos esculpiría. Pero fue entrar en la sala y saberlo. En aquella mañana, que también era inusual para él, ya que era la primera vez que dejaba ver como una tiza se transformaba en una pequeña obra de arte, yo pedí una escalera de caracol.

Me sentí partícipe desde el comienzo del proceso,vi como Sebastián elegía la tiza, cómo observaba sus burbujas, las marcas que le indicaban la calidad de la misma, los desperfectos que podría haber dentro de ella, después hablando, aprendí que no son desperfectos “sino marcas que el propio material te va indicando y mostrando para que la escultura vaya tomando forma".

De un solo trazo, con una habilidad y seguridad de quien domina la técnica y el arte, Sebastián Peter dibujó la escalera que había pedido, una inspirada en Gaudí, con espirales áureas, uno de los elementos recurrentes en el universo de este escultor, por su importancia en la naturaleza y en el concepto de belleza.

Mirar, voltear, observar, mover, volver a observar la pieza y comprobar que el cilindro de la tiza toma forma...Sebastián, me explica que “todo consiste en una búsqueda, averiguar qué hay dentro de cada pieza, a veces me ha sucedido que quería sacar algo y me daba cuenta que no podía, que no era lo que la tiza pedía”, así que ahora entiendo que existe una pulsión entre la tiza, la cabeza y la mano.

Lo que antes intuía al ver las piezas acabadas, la otra mañana pude comprobarlo, los procesos de creación de Sebatián Peter no parten solo del interior, sino de la comunicación, de la interacción de la energía.