domingo, 27 de octubre de 2013

Lluvia


Hoy que ha amanecido un día tan espléndido y con tanto sol después de las nubes gris quiero contar una anécdota personal. Recuerdo que cuando iba a primero de escuela, hace ya bastante de esto, la maestra nos dejaba que los días de lluvia los dedicáramos a dibujar, algo que siempre me apasionó. De hecho aún conservo en mi memoria algunos de aquellos dibujos infantiles.

Así que cada mañana, lo primero que miraba al levantarme era cómo estaba el día, levantaba la persiana y miraba al cielo, si estaba soleado bien, pero cuando estaba lloviendo o por comenzar a llover, entonces ese día comenzaba a ser especial. Desayunaba mucho más rápido y aún tenía más ganas de llegar a la escuela.

No sé si es por aquellos recuerdos de mi infancia, pero lo cierto es que mi atelier tiene vista a la calle y los días de lluvia las gotas hacen carreras por las ventanas. El sector de taller tiene el techo de chapa y me parece que los visitantes van cayendo del cielo.

Ahora pienso en esa frase que habla sobre que la vida es danzar bajo la lluvia, y me parece que yo aprendí a “danzar” cuando aprendí a dibujar, y aprendí a dibujar cuando aprendí a escuchar el ritmo de la lluvia. Por eso para mí son tan especiales los días de lluvia ¡me llevan tan cerca del principio!

lunes, 21 de octubre de 2013

La identidad del matero

Me siento a mirar mi sombra, y cada minuto que se aleja o se acerca a mí me lleva de lo que está fuera a lo que siento dentro. Algo así debe sentir El Matero, ese hombre que Sebastián Peter ha representado en esta pequeña escultura en tiza, hecha en apenas 10 centímetro de alto por 9 milímetros de diámetro. Por algo dicen del mate que es exactamente lo contrario que la televisión, te hace conversar si estás con alguien, y te hace pensar cuando estás solo.

Esta figura, que se puede ver en la fotografía, forma parte de una colección más amplia sobre personajes del Uruguay, como el músico que bandoneón y la vihuela, la Mama Vieja, el Gramillero o el hornero, o pájaro arquitecto.

El mate en Uruguay es un ritual, forma parte de la cultura, y su identidad. Una curiosidad es que su práctica era habitual entre los nativos, antes de la colonización, de hecho, la Iglesia Católica trató de erradicar esta costumbre, pero fue en vano, y terminó por aceptarla y beberla.

Con esta figura enjuta y seria, capaz de saborear el paso del tiempo Sebastián Peter ha querido rendir un homenaje a todos los uruguayos, incluso a los que no toman mate, que haberlos haylos, como las meigas en Galicia.

Aquí están todas las fotos.

jueves, 17 de octubre de 2013

Fusión de artes: mosaico y ritmo

Para cualquier uruguayo que ame su cultura es un honor que le encarguen un trabajo relacionado con el folklore. Este revestimiento ha sido uno de los trabajos más hermosos que Sebastián Peter ha tenido la oportunidad de hacer, en el que además del diseño del dibujo había que tener en cuenta las especiales características del soporte, un repique de candombe.

Este tambor, que básicamente cuenta de un ritmo de dos células, cumple la función de llevar la clave, madera, sobre el casco del tambor y conversa con los otros repiques y con los pianos, de ahí que Sebastián Peter no quisiera añadir nada a este diálogo, no quisiera ensuciar el ritmo, el sonido, la esencia del instrumento musical añadiendo su pieza. Fue un trabajo interesante en el que el artista tuvo que mantener la distancia adecuada con el arte de la música, consiguiendo como resultado una obra bellísima, en la que se fusiona mosaico y música.

El diseño del dibujo se propuso en tonos tierras unido al azul del mar, en homenaje a los ascendientes africanos. Con las espirales se simularon las olas del océano y el constante ritmo de las corrientes. Las franjas verticales van marcando los caminos, los que todos los ritmos han ido recorriendo hasta llegar al siglo XXI, donde un tambor también puede ser una pieza de arte.

Para ver más detalle de la pieza puede seguir este enlace.

viernes, 11 de octubre de 2013

Gracias


Para mí este mosaico es muy querido, muy emotivo y muy de dentro. Esta obra, la entiendo como la vida misma. Para realizarla me puse, o traté de ponerme, en la piel de dos tipos de personas, uno que sería yo mismo y el otro esas personas que no saben qué les gusta, y es más, esos que aún no saben cual es su fin en esta vida.

Y con estas dos pieles en mí, una entretejida con la otra surgió este mosaico, como si fuera un proceso de nuestro propio camino. Me acordaba del movimiento Puntillista de finales del siglo XIX, en el que la observación de un lienzo, solo se puede hacer en la distancia, y que es la unión de muchos puntos la que da la forma, pues algo así sucede con nuestra propia vida. A pesar de conformar una persona con las ideas y el corazón claro sobre nuestro camino, aún nos quedan restos de esos puntos que nos sumergieron en el caos y que nos dieron el pie para comenzar.

Este caos del que hablo se refleja en el contorno del mosaico, muchas frases sin separación entre ellas, sin saber donde acaban o empiezan. Después están, en el cordón, las tres frases “mágicas”: el hombre se convierte en aquello que piensa, ser y dar amor y escuchar al corazón.
.
Y en el centro de todo la emoción y el sentimiento de GRACIAS, que es mucho más que una palabra. Estoy y soy una persona archiagradecida por saber que es lo que me gusta y poder vivir de ello. Así que GRACIAS.

Si quieren ver el proceso de elaboración de este mosaico: http://www.flickr.com/photos/103919029@N08/sets/72157636085751186/

sábado, 5 de octubre de 2013

Vihuela o Vigüela


Las líneas que podemos leer en el comienzo de Martín Fierro: Aquí me pongo a cantar al compás de la vigüela…. debieron inspirar a Sebatián Peter en su escultura en tiza a la que titiló Vihuela o Vigüela.

El mismo ritmo seductor y jadeante de la prosa de Juan Rulfo parece tomar forma en esta pequeña pieza (10 cm de alto y 9 mm de diámetro) en la que todo fluye como una melodía popular, inspirada en el folclore y la fiesta.

En el proceso de tallado de Vihuela o Vigüela, como de cualquiera de sus otros 200 modelos de esculturas en tiza no existen dibujos previos, planos, o medidas establecidas, el secreto está en visualizar la escultura y distribuirla en ese pequeño cilindro que es la tiza, el secreto, según llega a confesar el propio Peter es no pensar, sino en dejarse fluir, porque en este material y por las dimensiones el margen de error, se podría decir que no existe. 

Sebastián Peter tiene la bendición de ser creativo , y además, dejarse llevar por la intuición , lo que dicta el corazón.

martes, 1 de octubre de 2013

Arte en mosaico

La palabra mosaico viene de la griega mousaes que quiere decir musas, y es que este arte se consideraban tan exquisito que parecía que sólo pudieran crearlo las musas o los favorecidos por ellas. En la medida que me corresponda, me siento favorecido por estas diosas de la inspiración.

La técnica del mosaico, como también pasa con la pintura es una forma extraña de arte, se realiza en dos dimensiones, aunque las piezas tengan tres,  permite obras de grandes tamaños, pero a partir de pequeños trozos, y a pesar de ser rica en matices, suele transmitir una sensación primitiva, más artesanal, repleta de imperfecciones que la acercan a la perfección. En fin que el arte del mosaico, como la vida misma, es en sí un cúmulo de contradicciones.

Si nos fijamos en la historia de la humanidad prácticamente todas las civilizaciones, desde las más remotas en el tiempo y la geografía, han practicado esta técnica, lo que a su vez ha permitido que se haya ido desarrollando y enriqueciendo, adquiriendo el estilo y los materiales adecuados a cada época, hasta nuestro siglo XXI, un siglo donde pareciera que las musas, o el tiempo ya no tienen credencial, sin embargo me acuerdo de la frase del escritor ruso  Aleksandr Pushkin cuando decía: Pasa el amor, aparece la musa y se despeja mi sombría inteligencia; otra vez libre, busco la unión entre los mágicos sonidos, los sentidos y los pensamientos... que tan bien recoge mi momento creador a la hora de diseñar y ejecutar un mosaico, pero de esto ya hablaré más adelante.